sábado

AMBIENTE FESTIVO SE RESPIRA EN LAS CALLES DE ÁLAMOS

LLEGAN DE NUEVO LAS NOCHES DE FESTIVAL. VEINTICINCO EDICIONES DE MÚSICA, FIESTA EN CALLES EMPEDRADAS Y MUROS COLONIALES

ALAMOS.-Desde ayer y hasta el próximo viernes en Álamos prenden velas en balcones y desprende el silencio de sus calles.
La velada inicia con el sonido de tambores y trompetas, con el de la música de bandas y orquestas que comparten espacio en el aire cargado de murmullos y risas. La Plaza de Armas poco a poco se convierte en el centro del paseo, con el fin único de la charla, la curiosidad, el coincidir.
La virgen de la Macarena, Born free, los más tradicionales danzones y hasta éxitos de salsa suenan al particular estilo de la Banda de Música del Gobierno del Estado, mientras en la plaza niños, jóvenes, parejas, familias, ancianos, mexicanos y extranjeros se llenan los ojos de colores y formas. Cacahuates, semillas, dulces, las carretas exhiben de la manera más apetitosa los sabores y aromas de los dulces típicos regionales; a su lado se observan también figuras de palofierro de Sonora, rebozos de Chiapas y Ecuador, bolsas tejidas de palma de Oaxaca, cerámica de China.
Pasear por el centro de la Ciudad de los Portales es caminar y dejarse sorprender por los cuadros hechos de semillas de la sierra sonorense recolectados desde hace 20 años por don José, por los collares de chaquira y los morrales bordados a mano del chiapaneco Salvador o las caricaturas express que Jessi realiza en 15 minutos.
Después las Noches de gala, arte sin necesidad de etiqueta a pesar de su nombre, ópera para disfrutar dentro y fuera del histórico escenario, sentados frente al escenario en el Palacio Municipal o en la informalidad de una banqueta la proyección en vivo. Gaspar continúa la fiesta. El burro que desde hace ocho años acompaña las callejoneadas es rodeado por alegres paseantes que beben tequila al son de la Estudiantina Dr. Alfonso Ortiz Tirado.
Horas más tarde las guitarras y maracas callan su Cielito lindo, De colores y muchas más para dar paso a la música tropical que no deja a nadie sentado o al ameno jazz que se disfruta desde cualquier punto del centro en los foros alternos. Al final las calles vuelven a su estado de reposo, la fiesta espera.
Las viejas casonas de Álamos guardan los colores y sonidos para seguir celebrando con luz de sol o de luna al día siguiente.

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