POR MARTÍN ROBERTO VEGA ENCINAS
PUEBLO VIEJO.-La gente que llegó de diferentes lugares de la región, fue testigo fiel de que la tradición de Semana Santa en Pueblo Viejo, lejos de morir se fortalece al mostrar los Indios a propios y extraños, que este hecho que se desarrolló en Tierra Santa hace más de 2 mil años, se recuerda aún en los lugares más apartados, sobre todo, lejos del progreso y desarrollo que todo pueblo merece.
El progreso e impulso a las tradiciones, sigue siendo un reclamo y derecho de los Indios que, con la Fiesta de Semana Santa, demuestran su religiosidad, empero obre todo su sentir cristiano al entregarse en esta cruzada nada fácil.
La de ayer, fue sin duda una más de que el pueblo de Dios está en todas partes. El recuerdo (de acuerdo a las costumbres Mayos) de que Dios Vive, debe prevalecer en la mente de quienes todo lo pueden, no sólo con el poder económico, sino con el poder que el mismo pueblo otorga.
Las danzas étnicas que se amanecerán el domingo en la ramada ubicada frente al asilo y los festejos que culminaron a las 12:00 horas con la comida tradicional del Guacabaqui, Chivovaquia y café de talega con cutapanes, hablan por si solos de esa máxima entrega a esta vida humilde.
Cumpliendo con lo expresado en los evangelios, previamente se realizaron las corridas de las tres Marías, en un área ubicada frente a la cruz del perdón y la calle Ignacio Aldama denominada por los Yoremes “Jerusalén”.
Las Marías salieron del templo y recogerán en Jerusalén una flor rosa, siendo la primera amarilla, la cual presentan a la madre de Jesús, luego vuelven por otra color roja y posteriormente llevan una de color blanca.
Fue la señal de que el hijo de Dios y de María había resucitado y ella fue en su encuentro a Jerusalén, “Cristo Vive” y así culmina toda una jornada no solo de historia religiosa sino de tesoro cultural que al igual que lo hicieron otras entidades étnicas de la Tribu Mayo, presentaron a propios y extraños, sin embargo, muchos no queremos darnos cuenta.
PUEBLO VIEJO.-La gente que llegó de diferentes lugares de la región, fue testigo fiel de que la tradición de Semana Santa en Pueblo Viejo, lejos de morir se fortalece al mostrar los Indios a propios y extraños, que este hecho que se desarrolló en Tierra Santa hace más de 2 mil años, se recuerda aún en los lugares más apartados, sobre todo, lejos del progreso y desarrollo que todo pueblo merece.
El progreso e impulso a las tradiciones, sigue siendo un reclamo y derecho de los Indios que, con la Fiesta de Semana Santa, demuestran su religiosidad, empero obre todo su sentir cristiano al entregarse en esta cruzada nada fácil.
La de ayer, fue sin duda una más de que el pueblo de Dios está en todas partes. El recuerdo (de acuerdo a las costumbres Mayos) de que Dios Vive, debe prevalecer en la mente de quienes todo lo pueden, no sólo con el poder económico, sino con el poder que el mismo pueblo otorga.
Las danzas étnicas que se amanecerán el domingo en la ramada ubicada frente al asilo y los festejos que culminaron a las 12:00 horas con la comida tradicional del Guacabaqui, Chivovaquia y café de talega con cutapanes, hablan por si solos de esa máxima entrega a esta vida humilde.
Cumpliendo con lo expresado en los evangelios, previamente se realizaron las corridas de las tres Marías, en un área ubicada frente a la cruz del perdón y la calle Ignacio Aldama denominada por los Yoremes “Jerusalén”.
Las Marías salieron del templo y recogerán en Jerusalén una flor rosa, siendo la primera amarilla, la cual presentan a la madre de Jesús, luego vuelven por otra color roja y posteriormente llevan una de color blanca.
Fue la señal de que el hijo de Dios y de María había resucitado y ella fue en su encuentro a Jerusalén, “Cristo Vive” y así culmina toda una jornada no solo de historia religiosa sino de tesoro cultural que al igual que lo hicieron otras entidades étnicas de la Tribu Mayo, presentaron a propios y extraños, sin embargo, muchos no queremos darnos cuenta.
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